miércoles, 12 de diciembre de 2012

Como se deshace la culpa, ¿hay algún animal que se la coma debajo de sus encías? Escribiendo porque estoy enojado, de todo, de ti, de la forma en que me dejas colgado de la forma tan absurda que tienes de irte, estando. Mirándote y sin poder hacer nada, como la arena que se escapa al viento, la fuerza de una muchedumbre comiendo de tu cuerpo, alimentando con serpientes todos los adioses, tu mirada y tu voz.
¡Maldita sea tu voz! Tan dulce, tan alimentable de deseos fugaces y débiles horas en que la carne se vuelve una con tu boca.
Diamantes por tu cara y dulces sombras por tus ojos cubiertos de la maldad del mundo.
En la hora de la decadencia, no busco nada más que nadar entre esas pantanosas miradas que me tiran a lo lejos, la soledad de la carne, la castidad forzada, descubriendo entre tus brazos un aroma ajeno, descubriendo en tus silencios el frágil revoloteo de otra alma.

Ya no estás, te has ido y me has dejado tu cadáver para enterrar, debiste haberte muerto un día antes de conocerme, debiste haber vuelto al infierno de donde tus sucias caderas jamás debieron haber salido.
Debiste ser lo que eres. Una mariposa negra de mala suerte. Que se lleva el alma de quien lo azota.

Debiste con tu frágil sombra escudriñar de la basura, algún hombre sin suerte que acepte las migajas que le tiras. Una mañana debiste morir con las suaves risas de los demonios del averno.
No debiste salir de tu escondite, de tu forma de serpiente con vagina de balneario.
Debiste ser tu, la Babilonia de un esclavo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Y todo pasa en la luna, entre fetos y caballito de mar.

demando me secuestres esta noche, las miradas del hambriento no dan marcha atrás.
demando no me dejes aullando solo.
Enterrado entre tus sueños, entre tu muro que a veces me aprisiona.
Demando princesa del agua, me dejes entreabierto tu vientre
para entrar por las noches, alimentarme de tu sangre.
Lineas solas de un navegar sin remos.
Esta vez, ballena del aire, déjame mirarme en tus ojos.
Delinear tus caderas, déjame darte las buenas noches.

miércoles, 29 de agosto de 2012

de repente, la luces se distorcionan formando un nuevo hombre cubierto de helechos, con sus manos que saca del autobús te digo que sinceramente las cosas van pasando como una película antigua.
Si me detengo de repente veo gente como simios muy delgados, que arrastran sus cuerpos sin carne, uso cada ves más el ruido para detener esas voces.

sábado, 30 de junio de 2012

he bajado tu pirámide de rodillas, por más que me lo pidas.
Las luces no me hacen descansar.
Atrapado 
 tu jaula de cristal me hace sentir
luminiscente,
cansado
casado...
desvelado....
las luces me hacen recordar
víbora de cascabel con rojo brillo...
amante de fantasmas..
 Fantasmas de la pared.

No sé por que la mañana es verde
si tus rodillas no se doblan...
acurrucado sigo lamiendo tu fuente de besos.
con la esperanza de volver a confiar en ti.
porque me gustas.

domingo, 3 de junio de 2012


Porque respiro de tus manos, me lleno del sueño de que jamás te tengo
 y un día llegaré y te diré "me das un café"
                         y te hundiré conmigo.
        Seremos en lo profundo
                dos monstruos de mar

por que al no poder olvidarte, me dan ganas de buscar, en los ojos de otra Luna, los cráteres para llenar los vacíos de las naves que has quemado.

Castillos de Crystal


Cristalina
se rompe con los hilos

armándose cada vez que suspira........
es liviana, densa
como el mar de la ría que suena
Flor cristalina

TORMENTA
cuando el viento llegó estaba ausente, la casa, la ropa y tus cartas al sol.
todo se había volado.
Te encontré con el pelo suelto llorando,recogiendo a deprisa nuestro nido de escamas
Me quedé quieto.
Observando como tus alas se quebraban con el viento: temblabas
Y tus plumas por el aire decían "te quiero, pero tengo otro nido que escamar".

viernes, 25 de mayo de 2012

AXOLOTL


De repente todos los monstruos se callaron, guardaron sus armas y empezaron a besarse muy suavemente. Como era de suponerse ella tenía unos ojos muy encendidos , pero con el tiempo se hicieron grises.
Sus cuerpos de plastilina se derretían con los años, se retorcían por varios meses de silencio que jamás acabaron. Dientes, dientes, por aquí y por allá.
cuando entraron a la casa, ambos cambiaron sus ropas de noche y pusieron sus pijamas de ancianos.
Ambos envejecieron tantos años en una noche y al despertar, la casa estaba llena de ajolotes azules que cantaban a coro y se subían a la cama. Empezaron a tirarles flores anaranjadas y ellos no entendían aquello.
Hasta que uno se metió por su vientre y anido durante un tiempo.
Cuando el ajolote nació, ella lo alimento de su pecho, sus ojos brillaban como antes, sus ojos azules metálico y su cuerpo de anfibio se metieron a un charco sin nombre y se alejaron por los años del olvido.
Él permanecío dormido, en la cama envejeciendo solo.

martes, 15 de mayo de 2012


C E L E B R E X
Llega como un tumultuoso recuerdo de un mes que quería olvidar, las sirenas y el griterío y los entes acosadores y chismosos, que en ese momento quería desvanecer.
No pude captar la cronología del tiempo, es más, no podía contarles que fue primero los antimotines o las lágrimas de mis hermanos.
Sólo pude meter el miedo en una caja de Pandora y llamar al pelotón de Fusilamiento para aniquilar las lágrimas que esperaban órdenes para salir a estribor.
Miraba desde mi ventana rota las alarmantes  luces bicolores y los vecinos que observaban desde sus umbrales – como queriendo ayudar, pero sin hacer nada-.
Un gesto de dolor en su cara al inclinar la cabeza para meterse al carro-patrulla, con sus manos temblorosas y los labios convulsivos.
Una caja de Lyrica en la mano y un frasco de insulina.
Es así como recuerdo a mi madre cuando se ausento por primera vez.





UN DESCANSO PARA YOLÁN.
La reina ha soltado todos los gases de su cuerpo, ahora está delgada y sin inspiración, durante el funeral la corte lleva máscaras de carnaval, el ruiseñor tiene un vestido verde, el conejo va con un largo sombrero que se parece a su cola y el ratón viste unos pendientes de oro rojo; todos llevan su loción favorita y el palacio entero huele a madera.
Suenan las trompetas de cristal y la princesa baja con un enorme vestido que hace ver sus encantadores ojos cafés. Grises los arboles lloran por su reina muerta y preparan todo para el funeral.
Cantan todos en su honor y las damas lloran color azul.
Muerta la reina, todos los príncipes emprenden una batalla para conspirar, las murallas del castillo se derriten y mientras las paredes se vuelven miel, una gran cuchara embiste al batallón y todas las hojuelas se deslizan por una rosada y caliente lengua humana.
Desnuda y ya sin piel la reina renace como un ave entre la sangre, entra al cerebro y se revuelca. Te ha hecho un agujero en el cuello y por ahí te drena la inspiración.
Te viola.
Resucita sin piel y con un vestido de lana se sumerge en un valle de lágrimas.
Donde canta para hacerte dormir.

A Z U L M E T A L I C O


A Z U L  M E T A L I C O

 Creo que debemos hablar, comentó la dulce Lluvia.
Lluvia había visto crecer sus delirios por muchas noches, ya no sentía placer al ser penetrada por los señores Influyentes y los Generosos.

Respondía únicamente al particular brillo de las cosas cuando uno no duerme bien y a los sonidos de los autos cuando llenan sus culos de un denso smog y al pésimo audio de los videos por celular.
Lluvia y yo  éramos amigas, nacimos en lo que ahora es un gran latifundio de drogas; antes se llamaba La Cuesta de  Las Comadres.
Pintaba sus hebras de cabello de un colorado de ocaso y cubría sus pechos con una tela que la hacía de frazada; también sus piernas, cuando nos subíamos a la combi de las cinco y media.
Huimos de La Cuesta de  Las Comadres después de que me embaracé de Néstor. En la capital, aborté al niño apretando las piernas cuando salió el cuerpo; así la cabeza quedó dentro y quietecito durmió en una bolsa de plástico por Milagros.

Viajamos hasta Mérida por un gran camión de Lechugas que tomamos en La Merced (por el mes de Abril de este año). Conseguimos un empleo de meseras en el Bar Crucero, cerca de la iglesia de San Cristóbal, ahí los olores podía durar hasta por tres días en la ropa.
La primera vez que los dedos fríos tocaron mi pierna sentí una asquerosa y placentera confusión.
Terminé ganando 75 pesos porque me llevaron a un motel cercano. Fue rápido y fácil.
Lluvia en cambio cada día sus ojos tristes se perdían como un rió de agua podrida.
Lluvia viste de un piscis débil—un pajarillo  y lleva mis pantaletas, está con los brazos fuertemente cerrados, el hocico con la lengua por fuera, aprieta sus manos frente a su vientre mientras recibe puñetazos en su pálido rostro.
El cuarzo verde de sus ojos se infla como un globo de feria.
Se manchan de sangre; explotan.
Su boca recibe lo peor, parece como aplastar una rosa.
APRETAR LA ROSA (SU NECTAR DE SANGRE).
El voltea su cuerpo la pone boca abajo y la embiste hasta abrirla como un pozo oscuro.
Corren hilos de plata escarlata por su cara manchando la colcha lavanda.
Embiste, rompe, alimenta.
Traga y vierte alcohol, introduce la botella, la rompe.
Tuvo que doblar su cuerpo como leña para meterla en el taxímetro.

Después de pasar las llantas encima su cuerpo huele a morado; huele a limón. Huele a bebé.
Como un segador arrastra sus cuerpos sin olor.
Sobre el verde pasto de la plaza queda un periódico que ha doblado la noticia.
Y el día se nubla, lloviendo azul.
Azul metálico.




    Porque siento miedo                                                                                                                                                                                  cuando tientas al Sol
                                        lleuven                                          desde ayer
           lila,rojo y hojas                                    que  no te  sienten
                                                   y más de mil lágrimas de miedo
                      pobres                                                                 desiertos                                                                                            la tierra, el monte y el cielo                        
                                                   colgaré de tus cabellos
             sin tu aliento                                                          así como me llamas
                       para la noche ya estaré muerto.




Al mirar por el cristal                                
   violento                volar                     del ave negra
         descubrió         de        mi guarida               mi secreto de infancia
   una herida con olores                    se baña muy discreta  
                                             crece su miedo
                    y mientras temblamos                    me rompe el cristal
             es un nido de luces                                de ojos cansados
                                    y por el pico              lleva una vela
                        la última                                                                   pluma de mi infancia.                                






peligro                   peligro
                                                                                   peligro
y me sigues atrapada en el camino de una flor
y me sigues en el reflejo de tu sol
         apagado
                            y te dañas sin razón
peligro                     peligro                      
                                                                                      peligro

Metamorfosis de la Luna de Marte


En el mundo me tiñes roja                
 te desnudas                                                            eres de lunas rotas
                                                    corres después de morder
          para ver si te sigo                                                            viento rosa
 tu cuerpo acústico                                                            
                                                            sábana de un volcán
 tu vientre                                    una roca                                  quédate quieta
                                                                                azul seco                                
                  déjame alzar en tu piel.




lunes, 30 de abril de 2012


Son tus ojos
navegantes cunas de olvido
huesos puestos a deprisa de una cama sin forma.
Laberinto líquido de pequeños renacuajos bebé
 y ángeles que jamás tus ojos vieron.
Me asaltan
Y al final te has ido
dibujándome el olfato
que pasea por las vías
y se pierde en el tránsito lento
de tu mirada.


Tavo.     
 Estoy molesto don Pichetas. Mi dedo no cabe tato en mi nariz. Estoy hecho de recortes de personalidades y de huesos de medio uso. Mis zapatos son de tianguis y mi padre es un viejo mueble que alguien tiró, por otra parte mi madre fue tomada de un frasco de mayonesa y cloroformo que contenía su cuerpo; café, puro, virgen y sin desarrollo, una pequeña criatura inocente.
Y de pronto me salen estas alas de hada de los dientes. Dime, dime, no soy demasiado obeso para volar, aun así mis amigos los zopilotes me amarrarán a sus patas y me llevarán hasta el límite del cielo, donde las avecicas parecen los piojos de la cabeza redonda de la Tierra.
Estas alas de hada. ¿No son una burla? Respiro por los dos lados de mi nariz, los lunes y los martes no. Pero los viernes, los viernes que me pintan los ojos para aparentar ser una mariposa gorda y petacona, nalgona y risueña. ¡No te molestaría eso Don Pichetas!

Me vendo a la mejor lámpara que me atraiga y mi cara se estampa contra sus sucias luces de 60,35,100 mas o menos Wats; y últimamente de Neon.
Mis suaves manos de niña, frotan sus ramas contra mi cara y me quitan el rimel de polilla.
Mis vestidos de baratas se quedan todos blancos y al sentarme, un pequeño renacuajo bebé, una zanahoria de preescolar. llora y dice; déjame besarte los dedos.
Se frota una y otra vez contra mis alas y al terminar me avisan que  mis baterías se estan acabando, necesito un nuevo pericazo para no caer y lamer sus botas de piel de barro.
Y ahora, ¿ quién me quitará los pelos de mi barbilla, y ni hablar de los barros de mi espalda?
y... si se me olvidan las llaves en un arbol, porque yo soy malísima con las contraseñas.
Es todo, aquí me bajo Don pichetas.
¡Oiga! De la Virgen que llora sangre a El Llano me cobran $40 pesos, es usted un carero.

EspereEspereEsPere, Mi iPhone se queda en su aciento; gracias, Me saluda a Doña Catalina.
MI nombre, es lo único que queda de mí. Tus sueños se han ido, mi tumba sin flores se quema con el sol del mediodía. No tengo vecinos, ni amigos, ni al que le caes mal por puro gusto, no hay nadie.
De vez en cuando a alguien se le ocurre mirar mi cuerpo abierto por el sol, mis huesos que son madriguera. Mis rasposas costillas te pedirían disculpas. Soy menos de un siglo.
Aquí guardo mi carne con olor a desodorante tu beso tatuado en mi muñeca, una mirada.
Si, esa mirada, sin palabras que… es la última. Te clave los ojos entre vergüenza por mi desnudez y milagro, te sujeto, te acaricio, recuerdo el calor de tu piel. El olor del aire acondicionado pegado en tus cabellos, las carnecitas por dentro de tus ojos.
Me muevo, te grito y te pregunto. ¡Es acaso esta la última vez que te veo!
Pasa el viento, una sombra azul. Lo siento.
Cierra mi boca, por misericordia. Arregla mi casa, este sabor de mi boca sin respirar, esta agua, el olor. Miro más hacia ahí. Adiós. Reza por mi alma.