UN DESCANSO
PARA YOLÁN.
La reina ha soltado todos los gases de su
cuerpo, ahora está delgada y sin inspiración, durante el funeral la corte lleva
máscaras de carnaval, el ruiseñor tiene un vestido verde, el conejo va con un
largo sombrero que se parece a su cola y el ratón viste unos pendientes de oro
rojo; todos llevan su loción favorita y el palacio entero huele a madera.
Suenan las trompetas de cristal y la princesa
baja con un enorme vestido que hace ver sus encantadores ojos cafés. Grises los
arboles lloran por su reina muerta y preparan todo para el funeral.
Cantan todos en su honor y las damas lloran
color azul.
Muerta la reina, todos los príncipes emprenden
una batalla para conspirar, las murallas del castillo se derriten y mientras
las paredes se vuelven miel, una gran cuchara embiste al batallón y todas las
hojuelas se deslizan por una rosada y caliente lengua humana.
Desnuda y ya sin piel la reina renace como un
ave entre la sangre, entra al cerebro y se revuelca. Te ha hecho un agujero en
el cuello y por ahí te drena la inspiración.
Te viola.
Resucita sin piel y con un vestido de lana se
sumerge en un valle de lágrimas.
Donde canta para hacerte dormir.
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