viernes, 25 de mayo de 2012

AXOLOTL


De repente todos los monstruos se callaron, guardaron sus armas y empezaron a besarse muy suavemente. Como era de suponerse ella tenía unos ojos muy encendidos , pero con el tiempo se hicieron grises.
Sus cuerpos de plastilina se derretían con los años, se retorcían por varios meses de silencio que jamás acabaron. Dientes, dientes, por aquí y por allá.
cuando entraron a la casa, ambos cambiaron sus ropas de noche y pusieron sus pijamas de ancianos.
Ambos envejecieron tantos años en una noche y al despertar, la casa estaba llena de ajolotes azules que cantaban a coro y se subían a la cama. Empezaron a tirarles flores anaranjadas y ellos no entendían aquello.
Hasta que uno se metió por su vientre y anido durante un tiempo.
Cuando el ajolote nació, ella lo alimento de su pecho, sus ojos brillaban como antes, sus ojos azules metálico y su cuerpo de anfibio se metieron a un charco sin nombre y se alejaron por los años del olvido.
Él permanecío dormido, en la cama envejeciendo solo.

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